Aplicaciones que evitan el desperdicio de comida

Aunque pueda resultar sorprendente, cada año se desperdician 7,7 millones de toneladas de alimentos en España. Esto supone un coste de 250 euros por español y una media de 1.300 kilos de comida desperdiciada por hogar. Por otro lado, la cifra de alimentos desperdiciados por parte de restaurantes asciende a más de 60.000 toneladas.

Por esta razón, han surgido algunas iniciativas e incluso empresas cuyo principal cometido es evitar ese desperdicio. Si bien algunos restaurantes ya ofrecían a sus clientes la posibilidad de llevarse la comida sobrante en una bolsa, ahora gracias a las nuevas tecnologías existen aplicaciones destinadas a aprovechar esos alimentos antes de que acaben en la basura.

Too Good to Go es un claro ejemplo de cómo una aplicación puede evitar el desperdicio de comida en restaurantes. Gracias a ella, los usuarios pueden salvar comida susceptible de ser desperdiciada a un precio muy interesante. Basta con descargarse la aplicación, buscar los restaurantes de la zona que dispongan de alimentos que no se han servido y, a la hora indicada por el establecimiento, acercarse a recoger el paquete sorpresa y convertirse, en términos empleados por los creadores de la app, en un “waste warrior”.

Nooddle es la aplicación que ofrece alternativas al desperdicio de alimentos desde casa. Su funcionamiento es muy sencillo: el usuario indica los alimentos de los que dispone y la aplicación busca todas las recetas posibles que se pueden preparar combinándolos de diferente manera.

Olio es también una buena opción para evitar tirar alimentos a la basura. Al igual que las aplicaciones destinadas a vender objetos o prendas de ropa que ya no se van a utilizar, Olio permite compartir la comida que no se va a consumir con vecinos u otros usuarios que vivan cerca.

Otra iniciativa que evita que cientos de toneladas de comida sean desaprovechadas son los restaurantes “Zero Waste”.

Cada vez son más los restaurantes que se unen a esta práctica anti-desperdicio. La premisa es bastante lógica; los ingredientes sobrantes de algunos platos se aprovechan para elaborar otros. De esta manera, ningún producto termina en el cubo de la basura, ampliando a su vez la variedad del menú.